Estos días me estoy acordando mucho de quienes restan valor al trabajo de los periodistas y advierten que los ciudadanos lo hacen mejor y de manera más independiente. Hay quien asegura también que ya no lee periódicos (ni en papel ni en digital) porque acudiendo a algunos blogs y páginas web de determinadas personas tiene una información completa y veraz. Dicho de otra forma, las marcas periodísticas no valen nada y son esos ciudadanos preocupados, informados y expertos los que verdaderamente pueden ilustrar a la humanidad sobre cuanto pasa. Ciudadanos entre los que, en su criterio, no están los periodistas que trabajan para una empresa periodística.
Me estoy acordando porque toda la información valiosa que nos está llegando de Japón o de Libia está hecha por profesionales que están formados para ver y contar y que se están jugando la vida o la salud para poder hacer su trabajo. Periodistas a quienes han enviado allí sus empresas, porque estar en esos lugares es muy caro y escapa del alcance de un ciudadano amateur en esto del periodismo. Al margen de que no conozco a nadie que no sea periodista y que esté deseando ir a Libia a contar lo que pasa. Donde digo Libia pongan ustedes hace unos meses o años Afganistán, Irak, Líbano, Bosnia, Serbia, Kosovo y unos cuantos sitios más.
Cada vez estoy más convencido de que los periodistas van a seguir siendo necesarios en el futuro. Tanto o más que ahora. Eso del periodismo ciudadano está muy bien en cuanto supone que los ciudadanos tienen ahora más medios para fiscalizar a los periodistas y criticarlos si su trabajo no es de calidad. Pero pensar que personas que se dedican a otra cosa y no están adiestradas en mirar, hacer preguntas, investigar y luego contarlo van a explicar el mundo es sencillamente un disparate.
Y ahora acúsenme cuanto quieran de querer defender el statu quo actual y no estar abierto al futuro. Sucede que, sencillamente, no creo en ese futuro en el que cada uno es un informador en sus ratos libres. La profesionalización, en esto como en casi todo, me parece imprescindible.