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César Coca

Divergencias

El fútbol como asunto de interés general, y la cultural, de interés particular

Han acabado los partidos de Liga Madrid-Barça retransmitidos por TV en abierto. No es difícil imaginar que a los aficionados al fútbol no les gustará demasiado tener que pagar por algo que hasta la última temporada recibían gratis (al menos, uno de los dos enfrentamientos).

Concluye así, por la vía de los hechos, la consideración del fútbol, y más concretamente de esos partidos, como un tema de ‘interés general’ que, por tanto, obligaba a su difusión televisiva gratuita. Un invento del entonces ministro Álvarez Cascos, que resolvió de esa manera la polémica entre plataformas televisivas de pago que existía en aquel momento, a finales de los noventa. Un arreglo ‘muy a lo Cascos’, como dijo más de uno, que suponía que ver un partido de fútbol es un derecho fundamental, como el referido a la educación o la sanidad. Todo español, por el hecho de serlo, venía a decir implícitamente su decisión, tiene derecho a ser atendido en un hospital cuando está enfermo, a recibir enseñanza hasta los 16 años y a ver el Madrid-Barça por la tele. Gratis.

Bien. Los libros cuestan dinero (y no todos están en las bibliotecas, o no hay ejemplares suficientes), el cine cuesta dinero, como la ópera, el ballet, la entrada a los museos, los conciertos o las visitas a palacios y algunas catedrales. Pero eso al ministro no parecía importarle demasiado. No tanto como para considerarlo ‘de interés general’. Por lo visto, la cultura era ‘interés particular’. Luego llega un gobierno del mismo color político que tenía aquel de Álvarez Cascos entonces y sube el IVA a casi todos los productos culturales. Además, gobiernos regionales y locales del mismo color (y de otros, no nos engañemos) han recortado subvenciones, cerrado entidades culturales, suprimido certámenes y festivales. Muestran todos ellos un gran aprecio por la cultura.

Lo dicho, el fútbol ha sido durante tantos años un asunto de interés general y ahora parece que ha dejado de serlo, pero solo por la crisis, no vayan a pensar en un cambio de política. La cultural, en cambio, sigue siendo de interés particular. Y al precio que se va a poner todo, cada vez de interés más particular. Así nos va.