Si las cosas prosperan, los jovencitos guays del mañana podrán convertirse en fibers sin moverse de Vizcaya. Los promotores del Festival de Benicàssim quieren abrir una sucursal cantábrica y están negociando con las instituciones vascas para ver si instalan la franquicia en Sopelana o en Gorliz, que son sitios convenientes para la filosofía playera del evento (lean aquí a Cubillo). Pero, aunque parezca que hablamos de música, en realidad estamos hablando de dinero, claro, y la Administración aún tiene que decidir si le interesa tanta inversión en modernidad o si deja escapar la cosa hacia Asturias o Galicia. Ya saben que, últimamente, por aquí predominan las viejas y viejísimas glorias, lo que podríamos llamar el clasicismo extremo. Opinen, ¿qué les parece el hipotético Festival Internacional de Bizkaia?
Actualizado el 15 de febrero: esto de los festivales empieza a ser un poco surrealista. El Viña Rock de este año se celebrará en… ¡Benicàssim!