Ser un zombi tiene su lado bueno. Permaneces en un perenne estado de embotamiento muy cercano a la felicidad, te quitas quebraderos de cabeza -ni siquiera el desmembramiento progresivo te preocupa-, luces una pinta llamativa sin gastar en moda ni en cosméticos, puedes comer de todo, no estás obligado a trabajar y, por si esto […]