Las casas de discos promocionan ahora a sus nuevos artistas (y a muchos de los no tan nuevos) con materiales complementarios: entrevistas, vídeos y demás. Me gusta verlos tocando el piano, el violín o cualquier otro instrumento, o tomando la batuta subidos al podio. Son testimonios que quedarán para la posteridad de manera que nuestros hijos y nietos podrán ver cómo hacían música estos artistas.
Eso no pasaba en décadas anteriores. No hay apenas imágenes de los grandes solistas y directores de la primera mitad del siglo XX y muy pocas de antes de 1965. Por eso, cada uno de los vídeos en los que podemos contemplar a los grandes de esos años tiene un valor extraordinario. Les dejo un ejemplo: Artur Rubinstein tocando el Vals nº 2 op. 64 de Chopin. No sé la fecha de la grabación, aunque me parece que no puede ser posterior a 1960. La imagen es deficiente y el sonido deja mucho que desear, pero qué quieren que les diga. Estamos ante un artista, sin más calificativos. Disfruten.