Al final van a conseguir que hablemos de los papeles de Salamanca, o de donde sean, hasta en la barra del bar. Amigos, basta de criticar a los políticos,
no seamos ingratos: la cantidad de temas de conversación que nos dan
cada semana. Qué sería de este pobre bloguero si no contara con su
necesaria participación, con esa infinita generosidad que muestran con
sus siempre oportunos comentarios y reivindicaciones. Cuánto se preocupan por nosotros y qué mal les pagamos. A veces, con el olvido: qué puede haber peor para estas entrañables criaturas.
La suya es una habilidad poco apreciada, para
la que se necesita un talento superior, pues no es fácil crear
problemas donde nadie los olía, ni montar grescas donde parecía que
nadie estaba por la labor. ¿Que los papeles están microfilmados desde hace años y listos para que los vea cualquiera? ¿Y qué? ¿Que los documentos privados pertenecen o debieran
pertenecer a las familias y que sólo estas tienen derecho moral a
exigirlas? ¿Y qué? ¿Que los documentos de la administración nunca han sido un dechado de virtudes
literarias? ¿Y qué? ¿Que los mismos políticos jamás dicen en qué
consiste el valor real de los papeles y que sólo se atienen a su valor
de pura lucha política? ¿Y qué?
Adóbese todo con algún charro montaraz con un amor por el papel y verán lo que les sale.