Seguro que conocen las quejas de Víctor García de la Concha: el Príncipe de Asturias de las Letras debería premiar a más autores en español. El origen de la disputa viene justo de lo contrario: de que al principio no se galardonaba a quien no escribía en esta lengua. Eso cambió en 1999. Ese año se modificó el reglamento de los premios, de manera que ahora puede ganarlo cualquier escritor del mundo. Ya saben ustedes que en este país hay una cierta tendencia a considerar obligatorio aquello que no está prohibido. Así que desde 1999, con la única excepción de Monterroso en 2000, todos los premios han ido a parar a escritores en otras lenguas.
En su momento, se comentó que el problema del Príncipe de Asturias era que parecía competir con el Cervantes. El argumento tenía su peso, porque es cierto que no hay tantos grandes escritores en español como para dar dos premios de este tipo cada año. Y no se trata de que el Cervantes se otorgue varios años después a quienes han ganado el Príncipe de Asturias, o viceversa. Al abrir los galardones a todas las lenguas, la competencia sólo se puede establecer con el Nobel, que queda muy lejos. Pero el efecto ha sido demoledor para los escritores en español (o españoles, porque tampoco ha habido premiados en catalán, gallego o euskera). ¿Creen que este galardón debería mirar más hacia la literatura hispana?