Llevo como dos meses sin publicar un maldito post, primero porque estuve un par de semanas en el hospital y más tarde porque el Guggenheim absorbe y casi no deja tiempo a ná. Luego he ido pensando en cosas, pero dar con un tema para el blog no es cosa fácil. Uno tiene que ser crítico y divertido, y dado mi limitado talento, la inspiración sólo viene a ratos.

Podría hablar del Guggenheim, pero… lagarto, lagarto. Así que, coincidiendo con la Feria del Libro, voy a tirar por ahí, que es como un tema muy socorrido. El miércoles estuve con Gonzalo Pontón, editor histórico y fino y bueno donde los haya, y me dijo que de crisis del libro, nada. Hombre, si uno quiere pelotazos, que espere al siguiente boom inmobiliario. Pero si se conforma con vivir bien, puede valerle el negocio del libro. La música ha resistido peor a lo de las nuevas tecnologías, es decir, a la piratería, lo mismo que el cine, además con un público menguante que se va al videojuego y a Internet. Los del libro se mantienen, quizá porque piratearlo es un engorro y no merece la pena, al menos en los países donde la gente puede gastarse unos euros en la cuestión.

Vaya, que el vejestorio volumen resiste mejor que otros formatos culturales, y tampoco parece que e-book suponga un desafío mortal. Jeff Bezos, el del Kindle y Amazon.com , acaba de decir en la feria de Los Angeles que los libros electrónicos han hecho que el número total de libros suba, no que las ventas de uno se hagan a costa del otro.
Hay días en los que a uno le gusta sentirse optimista.