Es el personaje de la campaña. Ni los candidatos ni quienes están tras ellos esperando un fracaso a la espera de ocupar el sillón. No necesito dar nombres: ustedes saben de quién o quiénes hablo. El personaje de esta campaña electoral ha sido, es todavía, la niña de Rajoy . Sea o no una copia de otra niña electoral, la de Obama , la niña de Rajoy es ya objeto de chistes: que si es lesbiana, que si se rebela contra el padre y pide el carné del PSOE, que si ha aceptado una oferta de Interviú para posar desnuda cuando alcance la mayoría de edad… Alfonso Guerra hizo en un mitin un chiste sobre ella con una cierta gracia (y muy mala leche) y Gaspar Llamazares otro, en Bilbao, carente de la más mínima chispa.
A mí me llama la atención la niña como personaje literario. No me digan que no les gustaría leer una novela, a poder ser bien escrita, sobre sus peripecias en la España de hoy. Su paso por un colegio en el que hay un porcentaje no menor de inmigrantes, su acceso a una Universidad más bien mediocre, los problemas para encontrar empleo y emanciparse, su nada improbable fracaso matrimonial y sus dificultades para salir adelante con una hija pequeña, la posterior creación de una familia reconstituida (pareja de hecho, nada de nuevo matrimonio) y feliz, su amistad con una compañera que sufre malos tratos, sus viajes de vacaciones, su trabajo como voluntaria en una ONG… Vamos, una vida como tantas que conocemos.