En menos de 24 horas, el jurado del premio Cervantes anunciará quién será el escritor galardonado en esta edición. En las normas no escritas del premio más importante de las Letras en español está la alternancia entre un autor de este lado del Atlántico con uno del continente americano. Y tras premiar el año pasado al poeta Nicanor Parra, parece que este año toca español. ¿Quién? Veamos los autores con más posibilidades.
Un preámbulo: desde que cambió la composición del jurado, el premio se ha dotado de una coherencia mayor y se ha hecho más previsible. Es decir, sus miembros han optado por autores que estaban en la mente de todos, sin irse a propuestas de las que descolocan a los aficionados. Ahí están, en los años pares, Ana María Matute y Juan Marsé, que llevaban mucho tiempo en las quinielas y que fueron postergados en beneficio de autores que, en algunos casos, quizá no tenían tantos méritos.
¿Y este año? Creo que el Cervantes tiene una deuda con los Goytisolo. No ha habido en la historia de la literatura española una familia como la suya: tres escritores de primera, a su vez tan distintos. Además de su indudable calidad (aunque no son autores para mayorías, desde luego), juega a su favor la edad: Juan está a punto de cumplir 82 años y Luis tiene 77. Son, por tanto, más que premiables por un galardón que se concibe como el broche a una carrera. Lo que me parece evidente es que solo uno lo ganará, en el mejor de los casos.
Autodescartado Javier Marías, cuyo nombre ya sonó con insistencia en años anteriores, otros aspirantes serios pueden ser Javier Tomeo, que también está ya en los 80; Eduardo Mendoza, un autor que combina muy bien lo comercial con la calidad, aunque es diez años más joven, y si el jurado se apunta a la narrativa más moderna, más en la onda de lo que triunfa en Europa, quizá Enrique Vila-Matas. Aunque no cabe descartar, nunca se puede hacer eso, otros nombres, porque a estas horas se habla de Muñoz Molina (me parece joven) y de Caballero Bonald, que se ajusta al perfil pero premiarlo significaría que hay dos poetas que de forma consecutiva ganan el Cervantes y el jurado también suele mirar esas cosas.
La solución, casi de inmediato.