Dada la festividad, creo que hoy es inevitable una música como esta: el Requiem de Fauré. Hablábamos hace un par de días de obras vinculadas a la muerte y esta es una de las más importantes. Es, probablemente, el tercer Réquiem más interpretado de la Historia, tras el de Verdi y, sobre todo, el de Mozart. Se trata de una obra casi esperanzada, nada dramática, que fue estrenada en 1888 en la iglesia de la Madeleine de París, donde Fauré se ganaba la vida como organista.
Les dejo una versión que ya tiene sus añitos, pero que pienso que cuenta con el valor añadido de un bello escenario. Disfruten.