En 2009, cuando tenía ya 80 años, Tom Sharpe publicó Los Grope, la loca historia de una familia fundada a finales de la Edad Media por la criada de un convento y un vikingo que había abandonado a los suyos. Desde entonces, son las mujeres las que mandan en casa y los hombres tienen casi como única función dejarlas embarazadas. A poder ser, de hijas. Hay algunas características que se mantienen generación tras generación: las mujeres son muy feas, tan poco deseables que han de hacer esfuerzos ímprobos por convencer a algún varón para que se acueste con ellas. Yen general, esos hombres no son tampoco dechados de belleza, ni de inteligencia.
A partir de ahí, Sharpe se traslada al siglo XXI, donde encontraremos a un padre enloquecido porque su hijo se parece demasiado a él, una integrante de la familia que secuestra a un muchacho para los fines habituales entre ellos, una esposa desesperada, unos policías de una estupidez rayana en lo inverosímil, y unos diálogos con una dosis no menor de vitriolo.
El octogenario Sharpe muestra un entusiasmo juvenil en su escritura. Casi es posible imaginar al autor riendo con sus ocurrencias a medida que avanza la trama. Todo es tan disparatado que, cuando el lector acepta el juego, disfruta con las irreverencias. Sharpe en estado puro.
(Publicado en elcorreo.com)