>

Blogs

César Coca

Divergencias

Lectura y relectura

No pude evitar oírlo. Hace unos días, dos personas que iban sentadas a mi lado en el metro hablaban de libros. Eran una mujer y un hombre de unos 40 años, quizá algo mayor él, y parecían compañeros de trabajo. En un momento de la conversación, él dijo que nunca releía nada. Ella estaba de acuerdo. Yo también puedo ver varias veces una película, pero no leo un libro una segunda vez, añadió la mujer. Y él aportó un argumento a mi juicio falaz: si sabes el desenlace de la historia, el libro ya no tiene interés. Ella asentía.

Me abstuve de hacer comentarios porque nadie me había dado vela en ese entierro, pero me parece que este es el momento de hacerlo. ¿Como que si sabes el desenlace el libro ya no tiene interés? Eso significa que las biografías tienen escaso atractivo porque el final es conocido en todos sus términos cuando se trata de personas famosas. Pero tampoco tienen interés para esos peculiares lectores (que me temo que no son pocos) los libros que cuentan el desenlace en la primera línea: “El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar…”
Estamos ante lectores de historias, no de libros. Una novela se lee por la historia que cuenta, por supuesto, pero también por cómo la cuenta. Hay libros que son un festín en cuanto a lenguaje o planteamiento narrativo. Y a veces narran historias muy conocidas, que por tanto carecen de suspense.

Flaubert tenía como máxima ambición escribir un libro sin tema, que fuera un puro juego de estilo. Mis vecinos de asiento en el metro no serían lectores de una obra así, imagino. Pero tampoco entiendo por qué no leen un libro cuyo desenlace conocen pero en cambio ven una película cuyo final ya saben. ¿Alguien ve una explicación?