Lo trató ayer Cuéntame , y hace unos días fue objeto de un programa especial en Tele5 . Me refiero a aquello que en los primeros tiempos de la Transición se llamó el destape. Es cierto que esas imágenes en revistas y películas no se deben contemplar fuera de contexto. El destape fue uno de los indicadores, uno más, de la llegada de la libertad. Pero cuando ayer vi algunos fragmentos de filmes del momento sentí un verdadero bochorno. ¡Qué guiones! ¡Qué películas tan mal hechas! ¡Qué pésimo gusto en muchas de las situaciones filmadas! En menos palabras, ¡qué cutrez!
No sé cómo se sentirán hoy quienes hicieron aquellos bodrios. Quizá puedan soportar ver sus obras porque estén convencidos de que de alguna manera fueron abanderados de la libertad. Si no es así, si lo hicieron con un afán puramente mercantil y al margen de cualquier consideración política, supongo que preferirían que sus nombres desaparecieran de los títulos de crédito. Más aún, que desparecieran las mismas películas.
(Les ilustro el comentario con un cartel de una película de la época. Como verán, todo sutileza y buen estilo).