Las quinielas sobre los nuevos ministros están animadísimas. Nadie habla de la cartera de Cultura , lo que parece indicar que César Antonio Molina seguirá al frente. No ha tenido tiempo de hacer demasiadas cosas, así que no es fácil juzgar su trayectoria. Aunque hay al menos una decisión suya que me ha gustado: la de poner al frente de la Biblioteca Nacional a una profesional del sector.
Me parece que es suficiente para tener confianza en su gestión. Lo que no es poco si volvemos la vista atrás y recordamos a unos cuantos titulares de esa cartera desde la transición hasta aquí: verdaderas calamidades. Ya he comentado en más de una ocasión que esta cartera, al menos en España (y aquí meto al Gobierno central y a los autonómicos), suele ir a parar a gentes de escaso peso político o escasa preparación. A veces, los titulares reúnen ambas carencias. Así que las quinielas me están dando una sensación de alivio. No sé si Molina es el mejor ministro posible, pero estoy seguro de que hay opciones muchísimo peores.