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César Coca

Divergencias

Pequeñas miserias en la pequeña pantalla

En El Intermedio , el programa que dirige y presenta El Gran Wyoming en la Sexta, han hecho en varias ocasiones un experimento que me parece una verdadera clase de sociología popular. Una colaboradora del programa, joven y guapa, se disfraza y maquilla para parecer una mujer sin el menor atractivo. Por decirlo de una forma más directa, para parecer muy fea. Y se coloca en una situación en la que debe solicitar ayuda a quienes la rodean.

Yo la he visto en varios episodios no demasiado extravagantes: en uno de ellos era una patinadora novata que amenazaba con irse al suelo en cualquier momento; en otro, limpiaba los parabrisas de los coches en un semáforo para sacar un dinero; en el tercero, una conductora a la que su automóvil ha dejado tirada. Una cámara oculta muestra la reacción de los varones a quienes se dirige: indiferencia, cuando no gesto de enfado y una inequívoca tendencia a marchar de allí rápidamente, y que la ayude otro.

A continuación, la reportera del programa se coloca en la misma situación y el mismo lugar, pero ahora con su verdadero aspecto físico y una indumentaria llamativa. Seguro que imaginan el resultado: hay cola de voluntarios para ayudarla. Cuando va de fea y su coche se ha averiado, nadie le deja un móvil para llamar a un taller; cuando va de estupenda, incluso encuentra un voluntario para trasladarla a un lugar distante 70 kilómetros.

Es probable que en el montaje se hayan dejado las situaciones más extremas: los reacciones de mayor rechazo hacia la fea y las de los voluntarios pegándose por ayudar a la guapa. Pero me parece que el resultado es para avergonzarnos como sociedad. No por el cortejo a la guapa, sino por la absoluta falta de humanidad con una persona por el hecho de tener un físico sin el menor atractivo. Haber pasado por la Universidad, conocer más mundo, ser más cultos… no nos hacer mejores personas.