Empiezo mi carrera de blogger con un fracaso.
El otro día vi en el metro a un chaval que, en mínimo trozo de papel,
escribía la letra de un rap, como en un rapto de inspiración, valga el
bastante cutre juego de palabras. El caso es que movía una pierna y se
llevaba el boli a la boca para pensar, y yo me dije, qué punto, cómo se lo monta, le voy a copiar y voy a empezar mi blog con un rap, con el rap de los lloricas. Pero no me ha salido. Se ve que no estoy dotado para las rimas, ni siquiera para los ripios
(para eso ya hay cantantes en la calle melancolía, qué alegría), así
que voy directo a lo de los lloricas. El tema es el siguiente: ¿Por qué en el mundo de la cultura todo el mundo llora? Llora
el librero porque no vende tanto como él quisiera, y llora el editor,
el distribuidor y el escritor, y no digo ya los artistas y galeristas,
e incluso los del cine, esos que se consideran parte de una industria,
de una industria subvencionada, con lo poco que han llorado en público
los industriales, hasta ahora. A nadie parece que le va bien en la
feria, pero nadie se muere de hambre, sino al contrario, y sólo unos pocos bajan la persiana. Qué raro.
    Es imposible que en una cosa que hace el 50% de la
población, me refiero a leer, sea tan penosa en lo económico. ¿Qué otra
actividad humana consigue un porcentaje tan alto, aparte de ver la
televisión? Con toda esa gente leyendo o comprando libros o pidiéndolos
a las bibliotecas, digo yo que algo de pasta se sacará, y si no se hace
es porque hay que organizarse de otro modo. Como a los intelectuales siempre les ha gustado el todo va mal, el tono apocalíptico,  su auténtica profesión, la gente se ha contagiado.
    No obstante, yo sí creo que hay víctimas en esta
historia. El más obvio para mí, el pequeño librero de pueblo o de
barrio que intenta mantener un escaparate digno, a menudo muy bien
cuidado, y al que le ponen una megaloquesea cerca y le cortan lo que
ganaba con el libro de texto. Pero a ese no se le oye. Qué triste que
volvamos a la cochambre del topicazo: El que no llora no mama.