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César Coca

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Ningún fin de semana sin música: 'Orfeo ed Euridice' de Gluck

La música que les propongo para este fin de semana es Orfeo ed Eurídice de Gluck. Gluck es un músico hijo de un guarda forestal -para que luego se diga que el ambiente que se vive en casa es fundamental a la hora de generar vocaciones artísticas- y enlaza el barroco con el período clásico; es decir, coincide en el tiempo con Bach y Vivaldi, pero era bastante más joven, y con Mozart y Haydn, pero era bastante mayor que ellos.

 

Esta ópera se estrenó en 1762 (Mozart era un niño, por tanto), pero sufrió numerosas revisiones. No solo en cuanto a la lengua en que se cantaba, sino también en lo referido a la orquestación e incluso a los números que la componen. Lo que cuenta, básicamente, es el mito de Orfeo. En esta primera escena, Eurídice, que es su esposa, ha muerto.  Orfeo se lamenta, desgarrado, y tal es su dolor que los dioses le mandan a Cupido para decirle que le permiten bajar al infierno a por Eurídice y que podrá volver con ella a la vida pero con la condición de no mirarla a los ojos hasta que no vea los primeros rayos del día. De esa premisa argumental parte una trama en la que veremos que la cosa tiene sus dificultades, porque Eurídice piensa que si Orfeo no la mira es porque ha dejado de quererla y entonces empieza a preguntarse si no sería mejor seguir muerta. Orfeo entonces incumple la condición, y la mira, y Eurídice muere de nuevo. Cuando Orfeo va a suicidarse, los dioses se apiadan de él y le dejan regresar a por ella para ya definitivamente volver al mundo de los vivos.

La música que escuchamos es de una emoción y una intensidad extraordinarias. Disfruten.