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César Coca

Divergencias

Preocupación ante la próxima temporada musical

Tempus fugit. Dicho de otra forma, parece que acaba de comenzar, pero la temporada de las orquestas y la ABAO está prácticamente liquidada. La ABAO bajó ayer el telón con la última representación de Falstaff (a excepción del concierto de Leo Nucci e Inva Mula, este sábado), la OSE cierra el viernes con un concierto Torre-Elgar-Schumann y a la BOS le quedan dos programas, uno esta misma semana, con compositores británicos en el atril, y otro a mitad de mes, con la presencia de la cantaora Esperanza Fernández como estrella principal.

Hay una nada disimulada preocupación entre los gestores de estas entidades ante el futuro. Todos saben que el año próximo va a ser muy difícil por los recortes de gasto ya anunciados. Algo que va a suceder con cualquier empresa o sociedad que dependa en buena medida del dinero público, pero que en el caso que nos ocupa tiene una gravedad mayor por una razón: los programas y las contrataciones han de realizarse con mucha antelación porque así funciona el mercado. Los cantantes que vendrán a la próxima temporada de la ABAO, como los solistas y directores invitados de BOS y OSE, fueron contratados en muchos casos hace un par de años. Y entonces los responsables de esas instituciones no podían intuir la crisis económica actual y las rebajas -en algunos casos, brutales- de las subvenciones.

¿Qué harán? El gasto está comprometido pero los ingresos van a ser con seguridad menores. Los procedentes de las instituciones, por el recorte presupuestario; los del mecenazgo privado, porque las empresas tienen muchos problemas y no hay una legislación que lo haga atractivo; y los derivados de la taquilla, porque no parece la coyuntura ideal para subir los precios ni para pensar que se va a disparar el número de abonos o entradas sueltas vendidas.

¿Cómo cuadrar las cuentas cuando los ingresos descienden sin remedio y los gastos crecen o en el mejor de los casos se mantienen? Me temo que es asunto que quita el sueño a unos cuantos. Y no es para menos.

P.S. Ya sé que la crisis quita el sueño (o lo empeora) a la gran mayoría de los ciudadanos. Pero espero que me permitan hacer esta referencia a sus efectos en algunos ámbitos de la cultura. Al fin y al cabo, hay otros que no parecen notarlo: llámense construcciones de nuevos campos de fútbol, primas a deportistas de élite… por ganar, fichajes multimillonarios, etc.