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Una huelga atrapa a los rescatadores del Latok en Askole

El equipo de rescate sigue con sus problemas en el descenso del Latok II. A la desesperación por el fracaso en la búsqueda de Óscar Pérez se suman ahora otras dificultades externas. La suerte parece que continúa dando la espalda a estos profesionales. Los pilotos paquistaníes de la zona están de huelga, por lo que se han agotado las reservas de gasolina en todo el territorio, ya que la zona, prácticamente aislada del resto del país, depende casi exclusivamente de las provisiones por vía aérea. Esto supone que los todoterrenos que debían llevar a los montañeros hasta Skardú están paralizados sin combustible. Sólo hay una solución: la embajada española debe ‘negociar’ la llegada de suministros hasta esa parte de Pakistán.

“A las fuerzas aéreas del país les da igual lo que pase a partir de ahora. Ellos ya miran para otro lado. Sólo ven que hay unos turistas por allí perdidos y no van a tener muchas prisas en acelerar el operativo necesario”, ha explicado Manolo Bara, presidente de la Peña Guara en Huesca, preocupado ahora por la nueva situación.

No todo son malas noticias. Los componentes de la expedición han llegado hoy a Askole, bastante antes de lo previsto. El plan era que tardaran, como mínimo, dos o tres días en bajar desde el campamento base hasta este pequeño poblado. Pero, tras sacar fuerzas de flaqueza, consiguieron ir a un paso más rápido y estar en un día y medio en la citada aldea. “Están muy mal físicamente, pero lo han conseguido”, descata Bara.

Ahora, la recomendación del equipo médico que les atiende en la distancia es que descansen unas horas antes de volver a viajar.La idea era que se montaran en los todoterrenos para emprender viaje a Skardú (una nueve horas por pistas infames). Pero la falta de gasolina lo ha alterado todo. Sebastián Álvaro, coordinador del operativo en Skardú, está en contacto directo con la embajada española en Islamabad para que interceda y logre el envío de combustible. De no producirse la llegada de material, la vuelta se complicaría todavía más.

Mientras tanto, los cinco alpinistas españoles -Jordi Tosas, Jordi Corominas, Simón Elías, Dani Ascaso y Jonathan Larrañaga- y los dos estadounidenses deben decidir qué hacer: esperar a que pasen los días y que acabe la huelga (en teoría finalizará el próximo jueves), o partir a pie por el camino que les separa hasta Skardú. Si eligen esta última opción, no llegarían hasta dentro de tres días hasta la capital de la comarca. Pero las malas condiciones meteorológicas desaconsejan esta elección.

El clima empeora cada día más, con lluvia en los valles, copiosas nevadas en las zonas más altas y una notable bajada de las temperaturas. Hay momentos en los que parece que el cielo parece abrirse, pero de repente vuelve a encapotarse. Las fuertes ventiscas cada vez son más constantes, mientras la nieve comienza a acumularse en el camino que deben seguir.

Una vez en Skardú, la siguiente fase sería llegar hasta Rawalpindi/Islamabad, la capital de Pakistán, donde deben coger el avión que los traiga de regreso a España. Pero aquí la citada huelga también puede alterar todos los planes. No saben cuantos días podrían estar en Skardú porque “los vuelos hacia Rawalpindi llevan varios días suspendidos y hay mucha gente esperando porque no se puede viajar por carretera porque no hay gasolina”, han explicado hoy desde el Club Peña Guara.

Mientras tanto, tras la misa-homenaje ofrecida ayer a Óscar Pérez en su localidad natal de Tramacastilla de Tena (Huesca), prosiguen las muestras de dolor en Huesca. En el Peña Guara todavía no se ha asimilado la desaparición de su compañero. “Nos creemos que lo veremos pasar por la puerta”, aseguró uno de sus miembros. “Vamos asimilando todo poco a poco, pero cuesta mucho”, se sinceraron otros amigos del aragonés.

Todo el mundo en su pueblo está de luto. Las banderas a media asta durarán hasta este fin de semana. Con un riguroso silencio, todos los vecinos dan un inquebrantable apoyo a los familiares del malogrado alpinista. Las preguntas de qué sucedió y cómo ocurrieron los hechos siguen rondando la cabeza de sus más allegados. Pero las respuestas, si es que las hubiera, nunca les devolverán a Óscar.

Por Fernando J. Pérez e Iñigo Muñoyerro

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