Los tres hermanos Gibb se empeñaron a principios de los ochenta en demostrar que existía vida al margen de The Bee Gees. Robin fue el que primero y quizás el único que alcanzó el éxito en solitario.
‘Juliet’ fue su canción franquicia. Nos llegó a 1983, demostrando que la calidad de los británico-australianos no se había acabado tras el bombazo de sus discos alrededor de la repercusión de ‘Night fever’. ‘Juliet’ abrió el camino, pero luego siguieron ‘Like a fool’ o ‘Boys do fall in love’.
Se trata de un tema romántico, algo edulcorado, pero que siempre ha sonado muy bien. Incluso ahora que ya han pasado casi treinta años de que fue escrita. Aún deja un buen sabor en la boca. Cosechó varios números uno, sobre todo en Europa occidental. No tuvo tanta repercusión ni en Gran Bretaña ni en Estados Unidos.
Robin no desperdició en esta canción su habilidad para los falsetes que tan famosos hicieron a los Bee Gees. Los hermanos Gibb eran maestros en esta faceta y también de la producción, como lo demostraron con este disco.
Me robaron la noche
conduciendo mi vida lejos, bailando
yo era un Romeo
yo sabía del arte del romance
yo era sólo uno de los chicos
y pensé que lo había logrado
Necesitaba que alguien
me enseñe a amar
Juliet, oh Juliet
la noche fue mágica,
cuando nos encontramos
Juliet, oh Juliet
sabes, tú me enseñaste a volar
me llevas a un cielo claro
y todas las personas en todo el mundo
pueden permanecer al margen
de mí y de mi nena, Juliet
Luchando con el destino, la fortuna
y la fama, pero sigo perdiendo
jugando un comodín conmigo
me estaba engañando a mí mismo
Yo era un chico promedio
en un mundo de sueños vacíos
Tú has roto todas las paredes
con tu amor
Juliet, oh Juliet
esta clase de amor no lo olvidas
Juliet, oh Juliet
sabes, tú me enseñaste a volar
me llevas a un cielo despejado
y todas las personas en todo el mundo
pueden permanecer al margen
de mí y de mi nena, Juliet
Cierra los ojos, Juliet, no lo dejes ir
Una y otra vez,
nuestro amor es como el sol
que sigue siendo fuerte
por toda la eternidad
quiero amarte toda mi vida,
dulce Juliet
viviendo sin amor, en mi vida,
oh, mi niña Juliet
Juliet, oh Juliet
esta clase de amor no lo olvidas
Juliet, oh Juliet
sabes, tú me enseñaste a volar
me llevas a un cielo despejado
y todas las personas en todo el mundo
pueden permanecer al margen
de mí y de mi nena, Juliet
Juliet, oh Juliet
esta clase de amor no lo olvidas
Juliet, Juliet, oh, ah …
Juliet, Juliet
Quizá porque es una canción difícil de interpretar, pocos se han aventurado a versionarla. Entre ellos el disjockey FLIPSIDE.
Los hermanos Gibb fueron unos genios, pero la salud no les acompañó. De hecho, en la actualidad sólo vive el mayor de ellos, Barry. El primero en caer fue el pequeño, Andy, que no formó parte del trío, aunque tuvo una corta pero notable carrera. Murió en 1988. Luego en 2003 falleció Maurice, mellizo de Robin.
Y finalmente desapareció nuestro protagonista de hoy, que nos abandonó en 2010 después de luchar contra un cáncer de colon e hígado. Definitivamente una neumonía acabó con él a los 62 años.
Robin Hugh Gibb había nacido en la isla británica de Man, aunque se crió en Australia, adonde emigraron sus padres. En el país continente tuvo sus primeros contactos con la música junto a sus hermanos Barry y Maurice.
Allí surgió The Bee Gees, que sin embargo cosechó el éxito al volver a Reino Unido en los sesenta. Veintidós discos de estudio, diez recopilatorios y cuatro bandas sonoras -especialmente las de las películas ‘Fiebre del sábado noche’ y ‘Staying alive’- les convirtieron en los reyes pop del momento.
Aunque Robin había dado comienzo a su andadura en solitario en 1970 con un trabajo sin demasiado éxito, fue en los ochenta cuando despuntó.
Su éxito le llevó a ser nombrado Comandante de la Orden del Imperio Británico y Doctor Honorario de Doctor en Música de la Universidad de Manchester.
Destacó también por su compromiso político con el Partido Laborista. Era amigo personal del ex primer ministro Tony Blair.