Aunque sobre el estrés os he escrito en varias ocasiones, en esta ocasión volveré a tocar el tema.

Ciertamente es muy fácil estresarse, ayer tarde lo conseguí, ya que fui al supermercado con la mujer, (no lo tenía previsto), en el supermercado se les había estropeado el cobrar con Visa, tenia que preparar la cena (era fría), quería escribir el artículo que lo tenia empezado y además vino un amigo que me soluciono un problema informático.

La tarde se fue en un visto y no visto, quería hacerlo todo, me toco correr para conseguirlo, aunque lo conseguí, me gustaría saber por qué me estrese…

Si en lugar de hacer la cena prevista ayer, hubiésemos cenado, pan y jamón no ocurría nada, si no hubiese terminado mi artículo ayer, en lugar de escribir este ¿ocurriría algo?

Sinceramente no, y realmente cada día me cuesta mas trabajo estresarme, pero ayer esas dos tonterías, de tan poca importancia lo consiguieron y la verdad no tengo la menor idea de por qué.

Realmente suelen padecer estrés las personas con muchas actividades, con muchos problemas, o con ambas cosas.

Realmente, podríamos decir que soy feliz, mi trabajo me gusta, la economía esta bastante castigada, mi mujer me gusta (aunque en ocasiones la cortaría a rodajitas), pero vamos, no tengo ni exceso de trabajo, ni exceso de obligaciones, ni suelo convivir con las prisas del mundo y se disfrutar de mi tiempo libre con muchas actividades no obligatorias que me gustan realizar.

Entonces esta claro que mi estrés, es mas una anécdota que un problema, pero realmente el estrés es un problema grande en nuestra sociedad que genera diversas enfermedades físicas y mentales.

Quizás el estrés sea una de los peores males de nuestra época, en cambio convivimos con el, sin darle la importancia que realmente merece.

Olvidando los problemas físicos que nos puede llegar a generar el estrés (que no son pocos), como lo que realmente nos interesa en toda esta serie de post es el cerebro, nos concentraremos en los problemas del cerebro.

El estrés puede llegar a generar en el paciente desde baja autoestima, pasando por la desesperación e incluso valorar la opción del suicidio.

La persona estresada entorpece su matrimonio, el trabajo, las relaciones con la familia…

¿Que podemos hacer para luchar con ese enemigo llamado estrés?

Si os vais a mi post “Subconsciente, ese gran desconocido” ahí se os explica como relajaros, esa seria una buena terapia.

Hemos de poner nuestra mente en estado Alpha  y decirle a nuestra mente que se relaje, ordenándole que al abrir los ojos este mejor y cada día que pase un poco mejor, así de simple.

También podemos relajarnos, pensando en que tenemos un huerto imaginario con gallinas y conejos, o cualquier otra cosa relajante que a vosotros os apetezca.

En el momento que cerramos nuestro ojos, conforme nos relajamos, salimos a ese huerto virtual que nuestra mente esta fabricando para nosotros.

Estamos en el huerto, vemos que tenemos melocotoneros, manzanos, perales….

Estos arboles están cargaditos de jugosas frutas, alargamos la mano y agarramos un jugoso melocotón, un melocotón que no necesitamos lavarlo porque sabemos que no esta recubierto de productos químicos, le pegamos un bocado, sin pelarlo, es dulce, jugoso, notamos como chorrea por la comisura de nuestra boca ese riquísimo jugo que tiene ese melocotón que nos estamos comiendo.

Miramos esos fabulosos rosales, que estan sembrados entre árbol y árbol, todos ellos llenos de rosas, unas rojas, otras amarillas, unas tan rojas que casi parecen negras, unas que me encantan a mi particularmente son amarillas manchadas de rosa (una preciosidad), vemos las gallinas picoteando los melocotones que se han caído del árbol.

Arrancamos una zanahoria de nuestro maravilloso huerto y se la damos a dos preciosos conejos blancos, estos son macho y hembra, acaban de tener cinco conejitos, aun están en la madriguera, no tienen pelo, aun tienen los ojos cerrados…

Nos quedamos embobados mirando a los conejos roer la zanahoria que les hemos dado, cada uno de ellos mordisqueándola por un lado, en armonía, sin conflictos ni pelas…

Miramos la belleza del rojo de algún tomate maduro de nuestras tomateras silvestres, unas tomateras que han nacido sin sembrarlas en algún que otro recóndito rincón de nuestro maravilloso huerto de rosas, conejos, gallinas, frutales…

¿No es maravilloso el ambiente?

Respiramos profundo y nos llega el aroma de aquellas maravillosas rosas amarillas y rosas… aunque las rojas fuerte (las que son casi negras) son mas olorosas.

Mientras olemos las rosas, recolectamos algún tomate maduro, con su maravilloso olor característico de las tomateras y nos imaginamos ese sabor de tomate recién cogido… nada es comparable al sabor de ese tomate…

Ahora, vemos que las gallinas nos han puesto dos hermosos huevos, no agachamos y los recogemos…

Abrimos los ojos y despertamos de este viaje a nuestro huerto realizado por nuestra mente.

Nos miramos las manos buscando esos tomates y esos huevos maravillosos y vemos que estamos en la cruda realidad, pero quien sabe… quizás algún día podamos estar en ese maravilloso huerto (aunque no sea tan maravilloso, pero sea nuestro o de un amigo) y ese sueño que la mente nos ha creado, sea una realidad y podamos saborear realmente ese melocotón que nos ha manchado la cara, ese tomate que huele a tomatera, y tener en las manos un huevo aun caliente… y anda que una vez frito, mojar sopitas en su roja yema….

Os puedo decir que lo que os recomiendo que os imaginéis (sin ser tan bonito), es un trocito de tierra que tengo junto a mi casa, melocotones ya no quedan (nos los comimos los conejos, las gallinas, la mujer y yo), zanahorias no hay, ni ha habido nunca, pero todo lo demás es real.

¿Sabéis otra cosa? Hasta que no os lo he descrito como ejemplo de relajarse, no sabía yo mismo que es tan maravilloso el huerto…

Así de ciegos somos, cuando tenemos cosas maravillosas, como las tenemos no las apreciamos, apreciémoslas.

Por cierto la foto son los cinco conejos, recién nacidos.