Todos ustedes saben que de un tiempo a esta parte se ha impuesto, sobre todo en el campo de la política, la perniciosa costumbre de convocar ruedas de prensa sin preguntas: es decir, que alguien aparece, lee un texto o improvisa unas palabras y ahí queda todo. Los periodistas asistentes se limitan a tomar apuntes o recoger un papel en el que pone exactamente lo mismo que ha dicho el convocante. O arrancan sus grabadoras al inicio de la intervención y las detienen al final. Un trabajo con gran valor añadido, habría que decir.
En cambio, quizá no sepan que es cada vez más habitual que en los actos políticos, lo mismo comités que mítines, las únicas cámaras presentes sean del propio partido, que luego hace una selección de imágenes y cortes de voz, lo edita todo y lo envía a las cadenas de TV. Estas, como no tienen otro material porque no han permitido la entrada a sus equipos, deben elegir entre emitir esas imágenes o no dar nada.
Ahora, el consejo de administración de RTVE ha aprobado que en los informativos de TVE se informe a los telespectadores cuando las imágenes de un acto de ese tipo las haya proporcionado el partido político correspondiente o cuando en una rueda de prensa (no deberíamos llamarla así) no estén permitidas las preguntas.
En los periódicos ya se hace de manera habitual. Pero que también se diga en TV me parece un paso adelante de mucho interés. Quizá ahora quienes creen que los periodistas están para grabar una intervención o recoger una declaración por escrito se lo piensen. Como ha dicho la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), “preguntar protege el derecho de los ciudadanos a recibir información frente a la pretensión de las fuentes de limitarlo de manera interesada”.
El periodismo no va a cambiar de forma radical el día en que estas prácticas se terminen, pero sí será un poco mejor. Y eso beneficia a la sociedad en su conjunto.