
Qué bien. Porque durante el tiempo que allí estuvo no dijo ni palabra de que aquello era una farsa. Actitud bien diferente a la de Juan Marsé, que se despachó en la presentación del premio Planeta diciendo que se había galardonado una novela que no le gustaba nada, y dimitiendo de inmediato.
Cómo me gustan estos arrepentimientos después de tantos años de presencia en ese jurado, viajando, cobrando, ejerciendo influencias varias. Es cierto que suele ser mejor tarde que nunca, pero me van a permitir que dude de la sinceridad de estas conversiones tardías.