Hace año y medio, mientras José Luis Nocito fotografiaba a Basilio Martín Patino en su casa de Madrid, frente a la catedral de la Almudena, la esposa del director contaba que solo unos días antes había fallecido una hermana monja que él tenía. Y añadía un comentario que había hecho otro hermano, José María: «Los Martín Patino nos estamos extinguiendo». Ayer, pocas horas antes de cumplir 90 años, murió José María Martín Patino, jesuita, mano derecha del cardenal Tarancón, presidente de la Fundación Encuentro y una de las figuras más relevantes de la Transición.
Del jesuita Martín Patino se ha contado casi todo acerca de su tarea en la sombra en los escenarios más trascendentes de los años sesenta, setenta y ochenta: él fue quien, a partir de las ideas que le dio Tarancón, escribió la famosa homilía de la misa de la coronación del Rey Juan Carlos; él quien negoció con el Gobierno muchas de las grandes reformas de esos años en las que la Iglesia tenía un papel; quien facilitó encuentros y pactos. La discreción fue una de sus grandes virtudes; la habilidad para alcanzar puntos de acuerdo, su mayor aptitud.
Lo entrevisté por última vez a comienzos de la primavera de 2011, para la serie Toda una vida. Nos dedicó siete horas de su tiempo, un verdadero regalo para una persona que mantenía una actividad insólita a su edad –acababa de cumplir 86 años–. Recordaré siempre su agilidad mental, su capacidad de análisis y algunas anécdotas impagables que contaba de los tiempos difíciles de la Transición, de la duquesa de Alba y Jesús Aguirre –cuyo matrimonio ofició y a cuyo palacio fue más de una vez para celebrar la Misa del Gallo–, de Suárez y Carrillo, de Tarancón y Rouco. Comimos en un restaurante italiano donde lo conocían y luego paseamos por el Retiro. Hacía frío y llevaba un gorro de piel que había comprado en la Unión Soviética cuarenta años antes. Incluso se subió a una barca del estanque para hacer unas fotos. No temía a la muerte. Solo confiaba en que le diera tiempo para terminar un libro sobre el cardenal Tarancón.
Me pregunto si Pablo Iglesias o alguien de Podemos habló alguna vez con Martín Patino sobre la Transición. Si no fue así, es una pena. Pocos como él conocían lo que realmente pasó en ese tiempo en que se puso en pie el sistema democrático. Conocer la intrahistoria, lo que no está en los libros ni en su momento se publicó en los periódicos, ayuda a entender por qué las cosas se hicieron de una forma concreta. Descanse en paz José María Martín Patino.
(La foto que ilustra este post es de José Luis Nocito. Está hecha en el Retiro, durante el paseo del que hablo líneas arriba, y lleva el gorro de piel comprado en la URSS).