Verano de 1925. Una dama inglesa muere ahogada en un día de mala mar, frente a la gran playa de Biarritz. Un pintor que trata de salvarla y un mozo de baños pierden la vida también en ese episodio. Pocos días después, una jovencita, que trabaja de recadera en una librería, aparece ahogada, colgando por un pie de una argolla del puerto. La feliz despreocupación de Biarritz, con sus aristócratas, potentados, artistas y buscavidas de toda condición, se quiebra por unos días. Sin embargo, la investigación se limita a concluir que no hubo nada que no fueran accidental en esa cadena de sucesos.
Doce años después, un escritor recibe el encargo de una novela que recoja todo lo ocurrido en la localidad vasco-francesa en ese verano inolvidable. El libro no llega a ser una realidad, pero se conservan las entrevistas que el escritor realizó a una treintena de personas que tuvieron algo que ver con lo sucedido.
La novela ganadora del Nadal 2015 es la sucesión de esas entrevistas. Cada persona cuenta lo que vio o creyó ver, lo que conoció de primera mano y cuanto oyó. Algunos mienten, otros se confundieron y no falta quien apela al olvido para no desvelar determinadas circunstancias. Pero entre todos esos testimonios van perfilando unos hechos bien distintos de los que dio por buena la investigación inicial.
Todo en esta novela es ficción. José C. Vales ha diseñado un interesante artilugio narrativo en el que se cita a especialistas en varias cuestiones (inexistentes), se aporta una bibliografía (más falsa que una moneda de tres euros) y hay un puñado de notas a pie de páginas de las que el lector que busque solo la peripecia investigadora puede prescindir, pero que haría bien en leer, porque son extraordinariamente divertidas.
Cabaret Biarritz se puede leer como un thriller, pero por encima de ello es una deliciosa crónica de costumbres. Pocas veces los hábitos de la aristocracia local, las fiestas y la estricta división social existente en la ciudad habrán sido tan bien dibujados como en esta novela. Además, cada personaje entrevistado habla con una voz diferente: coloquial hasta el exceso algunos criados, petulante algún profesor, beata alguna mujer retirada a un convento y con no pocas cosas que ocultar, burocrática si quien dice es un secretario judicial, y así hasta la treintena.
Más allá del tópico, este sí es un libro que permite dos lecturas bien diferentes: una de ellas dejará muy satisfecho a quien solo desea una intriga bien llevada y una ambientación excelente; la otra está dirigida a quien busca una complicidad mayor, una serie de guiños que relacionan la novela con otras muchas y que se permiten una sofisticada parodia.
(Publicado en elcorreo.com)