Este jueves se cumplen 75 años del bombardeo de Gernika. Una atrocidad, no hace falta reiterarlo. Con ese motivo, la Orquesta Sinfónica de Euskadi (OSE) hace un guiño y presenta en su concierto de Bilbao, que se repite dos días más tarde en Pamplona, la obra Gernika de Sorozábal, un fragmento del Requiem de Fauré (In Paradisum), dos obras de Richard Strauss (Muerte y transfiguración y Till Eulenspiegel). Pero, a mi juicio, la partitura sobre la que descansa el concierto es la Rapsodia sobre un tema de Paganini, de Rachmaninov, con Joaquín Achúcarro al piano.
Como saben, esta es la obra fetiche de Achúcarro. La ha interpretado en concierto más de cien veces, dándole una intensidad, un lirismo verdaderamente singular. Por eso quiero recomendarles este concierto. Por Gernika, por las piezas de Strauss, pero sobre todo por ese concierto para piano enmascarado (algunos incluso lo denominan concierto Nº 5) que tiene momentos inolvidables. Por si no pueden asistir, o si asisten pero quieren escucharlo una y otra vez, hay una grabación discográfica de esa obra a cargo de Achúcarro. Es un disco de la colección Grandes Pianistas Españoles, que lanzó el sello RTVE hasta que la crisis se llevó tantos proyectos interesantes por delante. Se trata de una grabación procedente de la radio, que recoge un concierto en la plaza Porticada de Santander, en agosto de 1980. Técnicamente, la grabación es solo regular, como pueden imaginar. Pero hay mucha emoción en esa lectura de una obra de enorme exigencia técnica. No lo duden: vayan al concierto y luego adquieran el disco. O al revés, que da lo mismo.