Brunetti es uno de los personajes más célebres de la novela negra actual. Un policía con una vida familiar estable, sin vaivenes emocionales ni adicciones de ningún tipo, que vive en una casa espléndida en el corazón de Venecia y tiene una buena relación con su equipo. Solo hay tensión a veces con su superior, un policía dominado por la burocracia y siempre temeroso de la imagen que genera.
En Cosecharás tempestades, Brunetti se enfrenta a una investigación sobre la muerte de un inmigrante sin papeles a quien él mismo ha conocido apenas unas horas antes de que aparezca flotando en las aguas de uno de los canales de la ciudad. Donna Leon hace un relato tranquilo, calmado, de las indagaciones, que llevan al comisario a recordar los duros años ochenta. Una época en la que el terrorismo causó mucho daño en Italia (ahí está la matanza en la estación de tren de Bolonia, de la que se habla en la novela), y había una generación en la Universidad que pensaba que podía cambiar el rumbo político del país.
En esta novela, como en tantas de esta serie, hay una notable dosis de amargura sobre cómo el afán de renovación que mostró tanta gente cuando el pacto entre democristianos, comunistas y socialistas llegó a su final (el famoso Compromiso Histórico) quedó en nada. Y acerca de hasta qué punto muchos de quienes así lo vivieron tienen unos cuantos muertos en el armario. Una culpa que al final paga quien nada sabía de aquello ni tenía responsabilidad alguna sobre lo sucedido. Como tantas veces.
(Publicado en elcorreo.com)