Ustedes saben de mi debilidad por Albinoni, ese rico diletante veneciano que escribía la música que quería porque no dependía de los encargos de la Iglesia ni los de la República Serenísima. De Albinoni se conserva muy poca obra y tiene además la desgracia añadida de que la pieza por la que es más conocido en realidad no es suya. Ni una nota. Se trata del célebre Adagio que aún hoy sigue figurando en muchos sitios como de su autoría (viejos discos que se reeditan) pero que fue escrito del primer al último compás por Giazotto. Durante un tiempo dijo que era una reconstrucción de un manuscrito semidestruido que había hallado en Dresde pero finalmente confesó que era una invención y que él lo había escrito todo.

Ahí tienen por tanto a Albinoni sin ese Adagio. Queda el auténtico Albinoni, y qué hermosa es su música. De entre todo su catálogo, mis obras preferidas son aquellas en las que el oboe tiene un papel protagonista. Les dejo estos conciertos para este fin de semana ya de verano. Disfruten.