Liszt fue un músico enorme (gran compositor, pianista inigualable) y tuvo una biografía que si llegamos a verla escrita en forma de novela nos habría parecido imaginativa en exceso: recorrió Europa, fue amigo de reyes, nobles y príncipes de la Iglesia, enamoró a las mujeres más inteligentes y bellas de su tiempo -con alguna huyó-, fue suegro de otro gigante, cuando parecía de vuelta de todo tomó las órdenes menores pero se arrepintió y volvió a la vida civil … y por si el catálogo de sus obras se quedara pequeño se dedicó a hacer transcripciones de grandes obras para orquesta, como las sinfonías de Beethoven. En definitiva, un ser avasallador en todo, como artista y como hombre.
Una de sus obras más populares es esta Rapsodia Húngara Nº 2, quizá más conocida en la versión orquestal que en su original para piano solo. Y que además parece estar afectada por algo así como una maldición: la de ser la música favorita de los creadores de dibujos animados. ¿Cuántas veces han escuchado fragmentos de esta obra mientras ven cómo un ratón trata de burlar a un gato, por ejemplo? Pobre Liszt. Escribe una obra técnicamente muy exigente, con unas melodías seductoras, para terminar así…
Olviden por un momento el gato y el ratón y disfruten de la pieza. Es extraordinaria. Y la versión de Kathia Buniatishvili les va a gustar.