Anise Postel-Vinay nació en París en 1922 y en 1941 entró a formar parte de lo que luego se llamó la Resistencia. Detenida tras caer en una trampa, terminó en el campo de concentración de Ravensbrück, cerca de Berlín. Allí colaboró con otras mujeres que habían participado de distinta manera en la lucha contra los alemanes. En la recta final de la guerra fue enviada a Escandinavia y finalmente recaló en París. Hoy forma parte del pequeño grupo de supervivientes de los campos que aún viven para contarlo.
Y lo ha contado en este libro escrito en colaboración con la periodista y biógrafa Laure Adler, que ha ocupado además cargos relevantes en la política cultural francesa. En sus páginas se encuentra un relato directo, sin la menor concesión al tremendismo, de cómo fue el paso por los campos de concentración de centenares de miles de mujeres que mantuvieron la dignidad incluso en los peores momentos. Por aquí pasan algunos personajes ilustres, aunque sea de manera muy episódica –como el escritor Samuel Beckett– y otros muchos a los que se ha tragado la Historia. Pero todos ellos son importantes, como lo es mantener viva la memoria del horror. En ese sentido, Anise Postel-Vinay aporta su experiencia y da una verdadera lección de vida. Vivir es una de esas lecturas que reconcilian al lector con el ser humano, pese a todo. (Conviene leer hasta el final, hasta la última página del libro, donde están habitualmente notas prescindibles sobre dónde se imprimió el volumen y cosas así, porque hay un premio para el que llegue hasta ahí).
(Publicado en elcorreo.com)