Espero que me permitan hacer una concesión al calendario. Mañana es San Valentín y se va a hablar mucho de amor. En el suplemento cultural de EL CORREO, Territorios, hemos pedido a una decena de personalidades de la cultura vasca que elijan su poema de amor favorito, el más evocador, el que más les ha impresionado, el que les acompañó en alguna historia particular.
Para acompañar esa selección, o simplemente para disfrutar al margen de cualquier celebración, les propongo hoy el Sueño de amor de Liszt. En realidad, hay tres piezas, tres nocturnos, con ese nombre. Las tres forman parte de la misma serie, pero la que ha alcanzado una enorme celebridad es la Nº 3. Fueron compuestas en 1850, cuando el músico tenía 38 años y para entonces ya sabía bastante de amor. Como recordarán, Liszt fue un seductor, un hombre de atractivo avasallador, a quien seguían las mujeres, literalmente. Fue también algo así como el inventor del fenómeno de los fans, y se cuentan historias sobre ello que hacen palidecer lo que ahora sucede con los cantantes más célebres del mundo del pop-rock.
Les dejo este Sueño de amor tocado por otro seductor: Artur Rubinstein, un pianista maravilloso que disfrutó en grandes dosis de cuanto la vida le ofreció. Así da gusto. Disfruten. Del amor y de la música.