Josef Rada es un modesto funcionario de la empresa checa de ferrocarriles. Su tarea es elaborar horarios y rutas para los trenes. Odia a los nazis pero no hace nada contra ellos porque cree que su máximo deber es poner a salvo a su esposa y su único hijo, estudiante de Medicina. Incluso mantiene esa actitud cuando su jefe -a quien él salvó de morir ahogado siendo ambos adolescentes- se manifiesta sin lugar a dudas como un colaborador de los nazis, tras la entrada de los tanques alemanes en Praga, en marzo de 1939. Y así seguirá, pese a las peticiones de miembros de la resistencia, hasta que su hijo es detenido e internado en un campo de concentración. Entonces, su deber será otro, su vida tendrá un sentido nuevo.
El deber es la primera novela de Wender que se publica en España. Se trata de un autor de origen judío, pero ese es un aspecto que no tiene un peso especial en este texto de resonancias clásicas, emparentado con la gran narrativa centroeuropea de las primeras décadas del siglo XX.
Wender traza perfiles rápidos (los miembros de la Resistencia, los nazis, el jefe ambiguo) y narra con una distancia y una carencia tal de elementos melodramáticos que el efecto es demoledor: la lectura se convierte en un descenso a los infiernos sin asidero al que agarrarse. Frente a la fuerza de los enemigos y sus atrocidades, solo hay unos pocos valientes que luchan sin apenas armas, con la esperanza de que un día derrotarán a los nazis pero sabiendo que ellos no gozarán de las mieles de la victoria. Exactamente como le sucedió al autor.
(Publicado en elcorreo.com)