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César Coca

Divergencias

Un libro cada semana: 'Un sábado con los amigos' de Andrea Camilleri

El comisario Montalbano no aparece y estrictamente ni siquiera hay una trama policial. Así que Un sábado con los amigos es un Camilleri no insólito (en el catálogo de su obra hay un puñado de novelas que no protagoniza el comisario de Vigata) pero sí menos conocido. Lo que no significa, ni mucho menos, que resulte menos interesante.

El punto de gravedad de la novela es una reunión de tres parejas de viejos amigos y un séptimo invitado, excepcional porque desapareció del grupo hace unos años y acaba de regresar. Antes de que ese encuentro en la casa de una de las parejas se produzca, la novela ha recorrido un buen trecho en el que se habla del pasado, de una infancia repleta de episodios oscuros protagonizados por niños que no son precisamente inocentes, y de una juventud en la que no han faltado la promiscuidad, las prácticas sexuales más allá de lo socialmente permitido y las frustraciones profesionales.

Cuando se produce la reunión que da título a la novela, hay tres parejas establecidas, pero con numerosos puntos ciegos, ámbitos en los que nadie quiere entrar porque se refieren a relaciones cruzadas o a amantes desenfrenados que desean mantener oculta su relación. Hay también un intento de chantaje, una homosexualidad disimulada y unos odios que solo eso que se llama buenas maneras y civilización permiten neutralizar a duras penas. Todo salta por los aires cuando el alcohol desata lenguas y apetitos. Entonces, el pasado emerge arrollando amistades y convivencias de interés, dejándolo todo patas arriba.

Camilleri escribe con pulso firme y con una encomiable economía de medios. En un tiempo literario en el que es común que a las novelas les sobren cien o doscientas páginas, a Un sábado con los amigos no le sobra ni una. Con solo 160 consigue dejar en el lector una sensación de desasosiego.

 

(Publicado en elcorreo.com)