Después de un fin de semana de reflexión y ejercicio del derecho a voto, qué mejor que un libro de humor despendolado. David Safier es en este momento el rey de la novela humorística, un tipo capaz de reírse de casi todo y hacerlo con un humor lleno de guiños a la actualidad y al stablishment cultural.

Safier se hizo famoso en todo el mundo hace solo tres años con Maldito karma, y desde entonces ya ha publicado Jesús me quiere, Yo, mí, me conmigo y ahora Una familia feliz. El argumento de esta última es sencillo: Emma y Frank son los padres de Ada y Max y forman una tópica familia. Emma tiene una librería especializada en literatura infantil que parece haber perdido todos sus clientes; Frank es un esforzado trabajador de banca siempre estresado; Ada una adolescente rebelde y dominada por unas neuronas en ebullición y Max un muchachito inteligente y acomplejado por su absoluta falta de gancho con las chicas.

Un día, Emma recibe la invitación para ir a la presentación del último libro de Stephenie Meyer, la autora de la saga Crepúsculo, y decide acudir con todos en plan familia feliz para dar envidia a una antigua compañera de instituto que lo tiene todo… menos una familia. El problema es que al salir del acto, en el que hacen el ridículo porque por una confusión van disfrazados de clásicos del cine de terror cuando nadie más va así, tropiezan con una bruja que los deja hechizados. Serán una vampiresa, el monstruo de Frankenstein, la momia y el hombre lobo hasta que vuelvan a creer en la familia y confíen en que pueden volver a ser felices, de verdad.

A partir de ahí, todo es un puro disparate. En los diálogos, y en el relato, van apareciendo lo mismo Tolstói que Tom Cruise, igual Adolf Hitler, Charlie Sheen o Drácula. Todo en un enloquecido tono de comedia moderadamente irreverente. Y con una cierta moraleja final.

 (Publicado en elcorreo.com)