Un libro cada semana: 'Joseph Anton' de Salman Rushdie | Divergencias - Blog elcorreo.com >

Blogs

César Coca

Divergencias

Un libro cada semana: 'Joseph Anton' de Salman Rushdie

El 14 de febrero de 1989, una periodista de la BBC llamó al escritor Salman Rushdie para preguntarle qué pensaba después de haber sido condenado a muerte por una fetua de Jomeini. La sentencia había sido dictada por el ayatolá iraní en su lecho de muerte y su base era el contenido de su novela Los versos satánicos, consideraba blasfema por los musulmanes. El autor angloindio no pensaba nada porque no conocía la noticia, pero su primera reflexión fue: “Soy un hombre muerto”. Así empezaron los diez años de reclusión de este escritor nacido en Bombay pocas semanas antes de la independencia de la India, en el seno de una familia de tradición musulmana pero de escasa práctica religiosa. Y esta es la historia de su lucha por la supervivencia y contra todos los fanatismos religiosos.
La fetua duró diez años (aunque ahora hay quien llama de nuevo a terminar con su vida a raíz del episodio de la película que ha causado revueltas en varios países árabes) en los que Rushdie siguió escribiendo, enamorándose y desenamorándose, disfrutando de pequeños placeres de la vida hasta donde era posible, cambiando de casa cada pocos días, desesperándose muchas veces con los políticos, intimando con los policías encargados de su protección y sorprendiéndose a menudo de la escasa seriedad con la que el Gobierno británico se tomó el asunto.
Joseph Anton son las memorias de Rushdie, desde su nacimiento hasta la actualidad, pero se centran en esos diez años. El título viene del nombre que utilizaba durante sus años de permanente ocultación. Es un nombre formado con los de dos de sus escritores favoritos: Joseph Conrad y Anton Chejov. Las memorias están escritas en tercera persona, lo que le permite distanciarse de lo narrado, verlo muchas veces con un humor que, con seguridad, no tuvo en el momento mismo en que estaban ocurriendo los episodios relatados.
Así, el lector asiste a un relato bastante desdramatizado de algo terrible: la amenaza a una persona por sus ideas religiosas (o la falta de las mismas). Algo que en las civilizadas sociedades de Occidente nos parece imposible, pero que en la mayor parte del planeta es muy habitual. Ese relato en tercera persona permite además una lectura parecida a la de una novela. Nos parece que lo que se cuenta le está pasando a un personaje de ficción, cuando en realidad es la peripecia, contada con todo lujo de detalles, del escritor condenado a muerte.
El libro tiene una enorme fuerza narrativa. Y enseña muchas cosas. Algunas verdaderamente difíciles de creer, pero que fueron así. Un relato imprescindible.

(Publicado en elcorreo.com)

Temas