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César Coca

Divergencias

La tristeza de los futbolistas y Rubén Darío

 
Ahora resulta que los futbolistas mejor pagados del mundo son presa de la tristeza. Ojo, los futbolistas, no los más de cinco millones de parados que hay en el país. No los pintores que no venden un cuadro por la crisis, ni el novelista que pena de editorial en editorial hasta encontrar quien lo publique, o el músico a quien no contratan, o el actor que de pronto se queda sin trabajo por la subida del IVA. Quien está triste es un futbolista. O dos.

Con este tema, Rubén Darío podría hacer un poema.

El futbolista está triste… ¿qué tendrá el futbolista?
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
El futbolista no ríe, el futbolista no siente,
el futbolista persigue por el cielo de Oriente
la libélula de una vaga ilusión.
¿Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina?
Está preso en sus oros, está preso en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real,
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

Estoy seguro de que Rubén Darío me perdonaría esta adaptación de su célebre poema. Él también estaría indignado con esta tristeza de los futbolistas. Ah, y lo de la carroza argentina lo pone Darío en su Sonatina. Aquel gran poeta nicaragüense las veía venir.

 (El poema completo en su versión original está aquí)