>

Blogs

César Coca

Divergencias

La sensación Eric Whitacre

Es una verdadera sensación a nivel mundial. Eric Whitacre, que solo tiene 42 años, se ha labrado un nombre como compositor en el siempre complejo y elitista mundo de la música clásica. Sus armas más poderosas son dos: una música fácil de asimilar, con un toque de modernidad claro pero muy alejada de las vanguardias de la segunda parte del siglo XX; y su capacidad para aprovechar las nuevas tecnologías y crear coros “virtuales” en los que participan cantantes de todos los rincones del planeta. Ahora, Whitacre (Reno, 1970) publica dos discos que son una muy buena introducción a su música: “Water night” y “Light & Gold” (ambos en el sello Decca). En realidad, este último es un álbum anterior, pero su lanzamiento en España se ha hecho coincidir con el primero.

Empecemos por su faceta de autor. ¿Quién es Eric Whitacre? Su formación es exquisita: formado en la Juilliard School de Nueva York, quizá el mejor centro musical en todo el mundo, tuvo como profesor a John Corigliano, uno de los mayores compositores de nuestros días. A partir de ahí, los éxitos han venido rodados: un reciente Grammy a la interpretación por el citado “Light & Gold”, el apoyo del público al musical “Paradise lost”, invitaciones para impartir cursos y conferencias en todo el mundo…

¿Y su música? Lo que muestran sus discos es una gran capacidad de adaptación. Porque componer música para acompañar textos que lo mismo proceden de obras de Octavio Paz, Kipling, Cummings y Yeats, entre otros, requiere de una notable flexibilidad. Y todos esos autores están en “Light & Gold”.

En “Water night”, las piezas son mucho más largas, pero también se entremezclan textos de hoy mismo, escritos expresamente para esas piezas, con versos procedentes del Viejo Testamento. Y Whitacre responde a eso con una música que a veces suena muy “new age”, otras parece una versión moderna del gregoriano y por momentos se transmuta en algo muy parecido a una banda sonora cinematográfica. Hasta la herencia de la cultura hebrea y sus salmodias se hace notar en “Light & Gold”.

No renuncia tampoco a ninguno de los recursos a su disposición: hay en sus álbumes piezas corales pero también otras que requieren la intervención de solistas instrumentales. Y su prestigio y fama han alcanzado ya tales niveles que no le resulta difícil contar con colaboradores de postín, como Julian Lloyd Weber, que interpreta “The River Cam” junto a la London Symphony (en el disco “Water night”).

Lo más llamativo, no obstante, son los coros, porque Whitacre es sobre todo un compositor coral. Incluso ha formado su propio coro, el Eric Whitacre Singers, que tiene una participación notable en ambos discos, sobre todo en el primero. Esa preocupación por la música coral, verdadera marca de la casa, se ha trasladado a la red, donde Whitacre ha convocado a miles de jóvenes para que graben piezas en vídeo de manera que luego se “ensamblan” sus interpretaciones formando un coro planetario de enormes dimensiones, que se puede ver en un vídeo colgado en su página web (ericwhitacre.com). Los aficionados vizcaínos pudieron conocer al menos algunas facetas de su perfil artístico hace unos meses, cuando anduvo por aquí con motivo del 125 aniversario de la Coral de Bilbao.

El fenómeno ha adquirido por tanto dimensiones extraordinarias. Solo se puede comparar al éxito de algunos solistas que suscitan un enorme interés en la red y fuera de ella, gracias a sus apariciones en TV. Son los casos de Lang Lang, Yuja Wang y en el campo de la dirección, Gustavo Dudamel, aunque por razones diferentes. Lo más significativo es que se trata de un compositor (¿cuántos de su gremio tienen una repercusión similar con solo 42 años?) y además relacionado con la música coral. Whitacre es una muestra clara de que la creatividad, la capacidad para buscarse un nicho de mercado poco abastecido y un uso imaginativo de las nuevas tecnologías puede situar la música clásica en lo más alto de las preferencias de los aficionados. Y, lo que es más importante, también de quienes aún no lo son pero gracias a él y a otros como él llegarán a serlo.

(Publicado en Territorios de la Cultura, el suplemento cultural de El Correo)