Tenía intención de escribir ayer un post para Divergencias, pero la tarde se complicó. No porque faltaran temas, que la actualidad los da por docenas. Podía haber recomendado alguna música sedante a quienes sufren con el fútbol, o haber comentado lo mal que la Feria de Madrid ha vuelto a tratar a los editores digitales. Incluso haber comentado algo respecto de lo que una interpretación tiene de recreación de una obra, a partir de una canción que he escuchado en un par de versiones días atrás. Pero llegaron las lluvias y alteraron los planes. Espero que, ustedes amigos lectores, no hayan sufrido los destrozos ocasionados por la riada.
Dejaré algunos de esos temas para más adelante. Hoy les voy a hablar de una figura literaria. Sí, de una solo. Así de sencillo. Pero es que me ha parecido un hallazgo. Tanto que creo que voy a ir usándola por ahí, lo mismo en una conversación de barra de bar que en una tarima. “Yo no aprendí a vivir como un hombre en cursos por correspondencia”. El periodista y escritor Miguel Barroso la pone en boca de uno de los personajes de Un asunto sensible, su novela-reportaje, o reportaje novelado sobre la Cuba de los años sesenta. La frase la pronuncia un cubano residente en Madrid. Hacía tiempo que no leía algo tan gráfico.
(Por cierto, les recomiendo vivamente el libro. Hoy he hablado sobre él con Almudena Cacho, en su programa, y me parece una lectura imprescindible para entender lo que ha pasado en aquel país caribeño).