El pasado viernes se presentó la programación para la temporada próxima de la Orquesta Sinfónica de Bilbao (BOS). Al margen de la novedad de hacerlo tan pronto (estábamos acostumbrados a que se anunciara en junio), tiene unos aspectos interesantes que merecen un comentario.

Lo más llamativo, sin duda, es la originalidad de la propuesta. Después de unos años caracterizados por programas que incidieron de forma especial en la música de finales del siglo XIX y principios del XX (el gran sinfonismo alemán, sobre todo, con gran presencia de Bruckner, Mahler y Richard Strauss), con Neuhold se están explorando repertorios infrecuentes. Por ejemplo, en la 2010/11, habrá un programa con gran presencia del saxofón; otro en el que tiene un protagonismo especial el tren (se interpretará la obra Pacific 231 de Honegger); Nino Rota (les aseguro que me encanta) es uno de los autores-estrella de la temporada; y el cierre tiene el atractivo de estar dedicado al tango, con Néstor Marconi al bandoneón.

Esto es profundizar en lo diseñado para la presente temporada, en la que los aficionados han podido oír las versiones de menos solistas y directores famosos (estoy seguro de que no conocían a unos cuantos de los que han venido o van a venir hasta ahora) pero en cambio han tenido obras más novedosas. No he podido ir aún a ninguno de los conciertos de esta temporada (no pierdo la esperanza) así que no he contrastado con los aficionados su opinión sobre este planteamiento general. Imagino que a los amantes de las novedades y los programas temáticos les habrá gustado y les seguirá gustando la propuesta para la próxima temporada. A quienes prefieren solistas de relieve en las obras del gran repertorio, no les habrá hecho tanta gracia. Aunque les adelanto que a partir del verano habrá también no poco Beethoven y una dosis razonable de Mozart.

Me gustaría conocer su opinión. Entre los lectores de este blog seguro que hay un puñado de asiduos a los conciertos de la BOS.