En primer lugar, una muestra de 900 personas mayores de 14 años para el
total de la Comunidad Autónoma se corresponde con una encuesta que
presenta un índice de fiabilidad del 95,5% y un margen de error algo
superior al más-menos 3%. Que me parece demasiado.
En segundo lugar, un aumento del número de no lectores tan fuerte
(brutal habría que decir, han crecido casi el 50%) tendría que haberse
reflejado de forma muy notoria en las ventas. A no ser que justo hayan
dejado de leer aquellos que antes leían de prestado (amigos,
bibliotecas…) y sigan leyendo justo los que antes ya compraban libros. O que la caída de ventas debida a ese aumento del
número de no lectores haya sido compensada por los lectores comprando
muchos más libros que antes. No me parece probable ninguna de las dos
hipótesis.
Otro apunte respecto del argumento de la mayor honestidad de los
entrevistados, que les lleva a reconocer que no son lectores. ¿Mayor
honestidad que quién? Espero que no se esté insinuando que los de
Burgos (por poner un ejemplo) mienten más en esta cuestión. Pero hay
además otro punto débil en el argumento: si el aumento en el número de
no lectores se debe, entre otras razones, a eso, ¿por qué cuatro años
atrás los encuestados eran menos sinceros?
Y, por último (a la espera de la valiosa opinión de experto de J.M.
Barandiarán), ¿tienen los lectores de este blog la impresión de que en
los parques, las terrazas, el metro, el autobús, se lee mucho menos que
hace cinco años?