Amigos, hoy voy a ensalzar a América, perdón, a Estados Unidos. Los intelectuales no han sabido nunca qué hacer con la cosa. Esa es mi impresión. Estaba lo del antiimperialismo
a lo Che Guevara.  Pero, claro, cualquiera se pone ahora
defenderlo en plan guerrilla. No es plan. Luego están los que se quedan
deslumbrados por el rollo moderno: como si aquello fuera el
paraíso. En fin, puro papanatismo. Bush no se lo ha puesto fácil a
nadie, pero también es cierto que un sólo presidente no basta para
cargarse lo que se ha hecho en doscientos y pico años. Y me refiero a
lo cultural.
    Todo esto viene por el tema de las bibliotecas. Una reciente encuesta aportaba el siguiente dato: dos tercios de los ciudadanos de USA tienen carnet de biblioteca,
y encima lo usan. Bueno, digo yo que en la cultivadísima España,
Euskadi o comoquiera que consideremos el ámbito de decisión
estadística, podría pasar algo parecido o quizá mejor, ya que tratamos
a los estadounidenses de zotes, incultos y tirando a asnos. Sin
embargo, aquí vas a una biblioteca y sólo ves a gente estudiando apuntes para
el examen. Lo de la lectura, puede esperar. Si bien las bibliotecas en
Estados Unidos son sensiblemente mejores que aquí, esto no agota todo
el fenómeno, porque aquí también han mejorado bastante. Total, que vas
a la biblioteca de Toronto (Canada, que para el caso da lo mismo), o a
la de San Francisco, por citar dos ejemplos que conozco, y a las cinco
de la tarde ves a un montón de gente, incluidos niños, aprendiendo
idiomas, leyendo o buscando quién sabe qué. Ah, estos incultos americanos.