Condy, como la llaman sus amigos, toca el piano y muy bien. Y
desde luego no pierde el tiempo con obritas menores. El Quinteto con
piano de Brahms
es la obra que la ha tenido ocupada en los últimos tiempos, y el
segundo concierto del compositor alemán parece su obra favorita. Shostakovich figura también entre sus músicos predilectos. Unos gustos que revelan una personalidad refinada, una cultura notable y un gusto por el arte que no es habitual en estas latitudes.
Aquí, nos quedamos con que Serra y Calvo-Sotelo tocaban el piano, pero sin pasar del nivel de buenos aficionados. En cambio, la historia de la presidencia de EE UU tiene numerosos inquilinos que han sido músicos notables: Jefferson, Nixon, Truman, Wilson, Clinton… En Europa, el británico Edward Heath era un apreciable director de orquesta y el alemán Helmut Schmidt un pianista de primera, que incluso grabó discos.
Más de uno estará pensando que quizá el mundo podría ser de otra forma
(mejor) si algunos de los citados se hubiesen dedicado más a la música
y menos a la política. Puede. Pero desde luego es mejor tener políticos con sensibilidad artística que sin ella. Entre un primer ministro que toca el Quinteto de Brahms y otro que practica de forma intensiva el pádel,
tiendo a quedarme con el primero… si ambos son demócratas sin sombra de
sospecha, claro. No puedo olvidar que algunos líderes nazis eran
grandes melómanos.