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César Coca

Divergencias

“Queridísimos verdugos”

Viernes noche. La 2. En el programa ‘Versión española’ ponen el documental «Queridísimos verdugos», de Basilio Martín Patino.
La película, rodada en 1971 pero prohibida hasta 1977, describe la vida
de los tres últimos verdugos del franquismo, al tiempo que retrata la
España de los 70. Así que las imágenes y lo que se nos cuenta es
contundente y seco como un puñetazo en el estómago. O algo peor.

¡Qué imagen la de ese psiquiatra que
asistió a una ejecución y explicaba que el único puro, el único limpio
era el reo, un adulto con un retraso mental que le hacía tener el
espíritu de un niño! Y pese a ello, condenado al garrote vil por
homicidio. O esa familia, sentada ante un televisor en blanco y negro
en una chabola de Gandía, en las Navidades de 1971, esperando
inutilmente el indulto de su hijo, sentenciado a muerte por asesinato.
Todo salpicado con sangrientas fotografías de ‘El Caso’ o visiones de
pueblos de Extremadura sin asfaltar, donde la gente pasa frío y hambre.


Y la aterradora condición humana de
los verdugos, (los de la foto) capaces de recitar un poema infantil y
casposo antes de explicar cómo se aplica el garrote, todo ello contado
con la misma naturalidad con la que un carpintero describe cómo lija
una tabla. Y esa frase de los verdugos mientras pasean y hablan del
oficio: «¿Pues qué te crees?, yo también tengo ganas de trabajar, pero
si no me llaman, ¿qué le voy a hacer?»


O ese verdugo con sombrero gris y el
cuello de la pelliza forrado de piel, bailando flamenco en una cueva
del Sacromonte entre gitanas y botellas de Soberano. Y con la mirada de
un diablo rijoso sigue a las bailarinas mientras espera la siguiente
ejecución.


¡Cómo era esto hace 30 años¡

P.D.
Recogiendo el hilo que lanzó Iñaki.
¿Por qué añoramos la televisión de hace más de una década? ¿Por qué
tenemos esa sensación de que el talento televisivo, tras haber
sobrevivido con dignidad y gloria a los 70 y los 80, se despeñó por un
barranco en algún momento de los 90?

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