Este sábado comenzará la temporada de la ABAO, con uno de esos títulos que gustan a todos los públicos y que, si se hacen bien, suelen derivar en éxitos enormes. Se trata de La Bohème de Puccini, una ópera que tiene momentos mágicos. Su estreno fue en 1896, cuando el compositor ya conocía las mieles del éxito gracias a Manon Lescaut, su trabajo inmediatamente anterior. Se trata de una de las pocas óperas de Puccini que no fue objeto de distintas revisiones por parte de su autor (Madame Butterfly conoció hasta cinco versiones) y, por sorprendente que ahora pueda parecer, en su estreno tuvo una acogida más bien discreta. Se da la circunstancia de que esa primera función, que tuvo lugar en Turín, fue dirigida por uno de los más grandes intérpretes de la Historia de la Música: Arturo Toscanini.

Ustedes conocen el argumento, que recoge de alguna manera la experiencia de la época estudiantil del compositor, compañero de habitación de Mascagni. El libreto, no obstante, parte de Escenas de la vida bohemia, una novela de Henri Murger que hoy estaría completamente olvidada si no fuera por La Bohème. En la ópera, ejemplo inmejorable de verismo, hay varias arias memorables, pero me van a permitir que en esta ocasión les proponga un dúo. Se trata de O Soave Fanciulla, con el que acaba el primer acto. Se lo dejo en una versión magníficamente dramatizada (y cantada) a cargo de Rolando Villazón y Anna Netrebko, en los papeles que en Bilbao interpretarán Teodor Ilincai y Ainhoa Arteta. Disfruten.