Karl (o Károly) Goldmark es uno compositor que corre el peligro de que lo olvidemos. Nacido en lo que ahora es Hungría en 1830, su trayectoria (larga para la época pues murió con 84 años) transcurre en su mayor parte por el Romanticismo. Dicho de otra forma, coincidió con Dvorák, Brahms, Chaikovski, Grieg, Verdi y también con Liszt, aunque era unos cuantos años mayor, y otros gigantes. Su música está teñida de elementos del folclore de su país pero es algo que apenas podemos apreciar porque… sencillamente no se toca.
En vida gozó de un éxito notable gracias a dos obras, una obertura titulada Sakuntala y la ópera La reina de Saba. Poco después del estreno de esta última escribió otra partitura que hoy es prácticamente la única que se interpreta muy de vez en cuando: su Concierto para violín y orquesta Nº 1, estrenado en 1877, un año antes que el de Brahms (eran amigos) y Chaikovski y dos antes que el Dvorák. La pieza ha sido interpretada y grabada por grandes del violín de generaciones ya desaparecidas, como Nathan Milstein y Jascha Heifetz y de otras que siguen en activo, como Sarah Chang, Itzak Perlman, Hilary Hahn, Joshua Bell y Baiba Skride. De todas formas, no es fácil hallarlo en versión discográfica y más complicado aún es poder escucharlo en vivo. Les dejo con su último movimiento en la versión de Milstein. Disfruten.