Pese a ser un compositor de indudable talento, Liszt ocupó buena parte de su tiempo no en crear sus propias obras sino en adaptar para el piano las partituras de otros compositores. En su época, ese trabajo tenía un interés especial porque las obras escritas para orquesta estaban muy lejos del alcance de la inmensa mayoría de la población. En cambio, muchas personas sabían tocar el piano o al menos tenían la posibilidad de asistir a conciertos para este instrumento. Por eso de tantas obras se hicieron versiones para el teclado. Entre los trabajos que Liszt realizó (no puedo evitar el detalle casi del cuore de decir que en el tiempo libre que le dejaban sus muchas conquistas femeninas) está la transcripción de las nueve sinfonías de Beethoven, casi nada.
Así las cosas, transcribir este lied de Schubert, escrito en su último año de vida, le parecería casi un entretenimiento. Se trata de Ständchen, Serenata, un bellísimo tema que ha sido objeto de arreglos de todo tipo, incluidos los orquestales. Se lo dejo en la versión para piano de Liszt, que es sencillamente prodigiosa. Al teclado, la que seguramente es en este momento la pianista más de moda en el ámbito internacional: Khatia Buniatishvili. Algún día les hablaré de ella con más detalle. Disfruten.