Edward St. Aubyn es conocido entre nosotros por su serie sobre la vida del aristócrata inglés Patrick Melrose, repleta de causticidad y no exenta al tiempo de una dosis de ternura. Ahora, publica una novela que profundiza en su estilo mordaz en un escenario que se presta mucho a ello. Se trata de un premio literario que convoca una empresa con el impulso de un veteranísimo político que trabajó en Asuntos Exteriores y cuyo jurado está compuesto por cinco personas a las que no parece unir nada, ni siquiera su pasión por las Letras: un parlamentario de segunda fila, un actor, una profesora de Literatura, una crítica literaria y una funcionaria que trabajó con el político que ha puesto todo en marcha.
Al otro lado, entre los aspirantes, están una joven novelista que cambia de amante con tanta facilidad que se atropellan las despedidas, un mahrajá a quien le sobran el dinero y el tiempo para escribir un libro de 2.000 páginas que no interesa a nadie, un aristócrata que narra la vida en un barrio muy degradado de una gran ciudad, una anciana que compite por error con un recetario de cocina y algunos más. Y no pueden faltar las presiones, tanto de los políticos como los editores y los agentes de los aspirantes.
Por el texto pasan fragmentos de los libros que han escrito unos y otros –la caricatura de ciertos estilos es soberbia– pero por encima de todo brilla la agilidad narrativa y el afilado sentido del humor del autor, que no deja títere con cabeza respecto de un sector, el literario, en el que no todo es talento y creatividad. Sin palabras es una inteligente y divertida novela que habla de un mundo que St. Aubyn conoce muy bien.
(Publicado en elcorreo.com)