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César Coca

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Un libro cada semana: 'Esa puta tan distinguida' de Juan Marsé

La última novela de Juan Marsé reúne casi todos los temas más queridos por el autor: el cine, pues en una sala ocurre el hecho que desencadena la historia y además se habla de numerosas películas de la era dorada de Hollywood; la Barcelona de los últimos años cuarenta; y la memoria como paraíso pero también como trampa. Es a la memoria a lo que se refiere el título, con independencia de que una prostituta sea una de las protagonistas de la historia. Otro clásico de Marsé, que de nuevo pone el foco sobre una galería de perdedores.

La historia es la siguiente: en los últimos años cuarenta, una prostituta cuyos servicios han sido requeridos por el proyeccionista de un cine de barrio muere asesinada en la cabina. No hay duda sobre el autor del crimen: el cliente confiesa y paga su pena de prisión por ello. A comienzos de los ochenta, el narrador recibe el encargo de escribir un guión para una película sobre aquellos hechos. Y entonces, con objeto de tener más información sobre lo sucedido, decide entrevistarse con el hombre, que ya ha salido de la cárcel. El problema es que recuerda perfectamente cómo mató a la mujer, pero no sabe por qué lo hizo.

Marsé intercala trozos del guión que va escribiendo en medio de las conversaciones que mantiene con el operador. Ello le permite hablar sobre las trampas de la memoria, sobre cómo tendemos a recordar cosas que no hemos vivido y en cambio se han oscurecido en nuestros recuerdos escenas que sí presenciamos. En medio, algunos personajes secundarios hilarantes: un productor a quien lo que menos interesa es la historia; un director militante en el más rancio comunismo que quiere hacer una película de tesis; y, sobre todo –uno de los grandes hallazgos de la novela–, una cinéfila casi obsesiva que trabaja en casa del narrador, a quien reta una y otra vez con adivinanzas sobre frases de películas famosas.

El escritor barcelonés sigue fiel a su máxima de una literatura con más sustantivos que adjetivos. Su pulso narrativo se mantiene intacto y la novela atrae desde el principio –arranca con las respuestas del autor a una falsa entrevista cuyas preguntas no conocemos– por la fuerza del tema y un estilo puesto al servicio de la historia.

(Publicado en elcorreo.com)