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César Coca

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Un libro cada semana: 'Los besos en el pan' de Almudena Grandes

Los besos en el pan toma su título de una vieja costumbre que los jóvenes de hoy ni siquiera conocen. Es la instrucción que daban las madres (o las abuelas) cuando a un niño se le caía un trozo de pan al suelo: que le diera un beso y lo devolviera a la panera. O se lo comiera. Eran tiempos de escasez –y dignidad– y no podía tirarse un alimento así como así.

Almudena Grandes ha escrito una novela coral que enlaza con una tradición literaria cuyo mejor ejemplo en la novelística española es La colmena. En la obra de Cela, un puñado de personajes, perdedores todos ellos –lo eran incluso quienes vivían mejor, quienes esquivaban el hambre sin demasiada dificultad–, brindaban un retrato de una España triste y gris, en la que la aspiración de muchos no iba más allá de llegar al día siguiente.

En Los besos en el pan, Grandes reúne a un amplio colectivo de personajes de un barrio que no se nombra –aunque se sabe que es su propio barrio, en el centro de Madrid– y que están unidos porque todos son víctimas de la crisis: unos han perdido su empleo, otros lo ven peligrar, a casi todos les han recortado el sueldo, los pequeños empresarios tienen sus negocios al borde del cierre y los jubilados deben repartir su exigua pensión con sus hijos. La escritora madrileña narra con compasión pero sin que se le vaya la mano en el dramatismo. Aquí y allá hay un detalle de humor, un episodio feliz que redime a algunos o que saca del agujero a otros.

La novela está ambientada en un momento indeterminado de la crisis, pero todo lo que en ella se cuenta se puede ver cada día en los periódicos. Solo la lucha contra la injusticia, la rebeldía de los humildes contra quienes les han convencido de que la culpa de sus males es suya, hará que esos personajes recuperen su dignidad. Y con ello al menos una chispa de eso que llamamos felicidad.

(Publicado en elcorreo.com)